Las series de televisión y la franquicia
Para la mayor parte de las series de televisión –es decir, para las que la tienen– la segunda temporada es una auténtica prueba de fuego: han de demostrar lo que valen realmente, y si acaso no fue un espejismo el éxito cosechado de crítica y audiencia. Ocurre sobre todo con las que consiguen sobresalir en su primera entrega, como True Detective, Sherlock o nuestra El Ministerio del Tiempo. Algo similar sucede con las centrales: han completado el ciclo de negocio exitoso durante al menos 2/3 años, probado en 2/3 establecimientos, y quieren lanzarse al ruedo de la concesión de franquicias a terceros: ¿llegará esa primera apertura? ¿Será la franquicia lo que esperaban sus responsables? ¿estará todo (el saber hacer, la operativa…) bien recogido en los manuales y el contrato? ¡Qué espectación!
A menudo son millones los telespectadores que se alegran de asistir –frente a su televisor– a segundas temporadas, a veces incluso mejores (si cabe) que las predecesoras. ¿Saben lo que sucede? Pues que, cuando has puesto el listón muy alto, es fácil decepcionar. Las expectativas se disparan y la ratio que se emplea a la hora de juzgarte ya no está en el cero, sino en el 7,5, el 8 e incluso el 9. Y claro, salir airoso es todo un ejercicio de brillantez mediática al alcance sólo de sagas gloriosas como House, Los Soprano, Asesinato en Primer Grado, Bloodline…
Plazos desiguales
Al igual que sucede con el fundador de una marca, el creador de una serie puede haber tenido toda su vida para preparar la primera temporada, pero la segunda normalmente la tiene que dejar lista en menos de un año. La maquinaria televisiva es implacable, y no digamos la veleidad de la audiencia. Creyendo que, tras el éxito cosechado va a valer casi cualquier cosa, presentan a veces lo que presentan, Y claro, luego pasa lo que pasa, como en estas cinco series en las que la segunda temporada fue claramente peor que la primera: Prison Break, The Walking Dead, Homeland, Mujeres Desesperadas o Héroes.
A las enseñas de franquicia les sucede algo similar. La marca fue fundada hace años; ha tenido un desarrollo a lo largo del tiempo que le ha permitido probar y equivocarse, hasta granjearse una reputación entre los consumidores. Y de repente se lanza al ruedo de la franquicia; sin esperar a turcos o a cristianos, y sin revisar la implementación llevada a cabo por la consultoría de turno, comienza a seleccionar candidatos y a abrir unidades operativas al buen tuntún. Así pasa, que no una ni dos enseñas han necesitado varias fases en su expansión a través de la franquicia para demostra lo que vale de verdad su marca.
Series de televisión
Durante la pasada primavera, una novedad destacó por encima del resto en nuestras pantallas: Mr. Robot, que convertía a un delincuente informático en protagonista de un ‘thriller’ psicológico. También llevamos un año de novedades, en lo que al mercado de la franquicia en España se refiere: la primera sidrería que concede franquicias en España, A Cañada; la llegada de la mítica cadena de hamburgueserías FiveGuys a Madrid; la decisión de Hamburguesa Nostra de expandise concediendo licencias a terceros; Fisiohogar, la primera franquicia para fisioterapeutas…
Esperemos que estos tiempos de incertidumbre en lo político y social no impida que todas estas cadenas alcancen el éxito, y que sus posibles franquiciados no tengan que arrepentirse. Vamos, que no les pase como a estupendas series de televisión que no tuvieron la oportunidad de deleitarnos con una segunda temporada, como Sin Límites, Alcatraz, Trophy Wife, Monday Mornings o Devolvemos la Conexión.