Vamos a limpiar y rellenar la nevera
Poco a poco, y con algo de desgana –para qué vamos a negarlo: el último atardecer en la costa lo disfrutamos hace apenas tres días…– nos reincorporamos a nuestro día a día profesional, y con esa vuelta a la actividad afrontamos –también con ilusión, ¿o no?– la llegada del otoño. Así que lo primero es echar un vistazo a la nevera, y ver cómo andamos de víveres.
Y mientras acostumbramos nuestros biorritmos a la velocidad de crucero de la a veces frenética actividad diaria, debemos poner, al igual que en una nevera al volver de vacaciones, todo en orden.
Retomar contactos olvidados, y si tenemos clientes o posibilidad de ellos pendientes de noticias desde antes de verano, han de ser los primeros en ser llamados y visitados. Al igual que sucede con la nevera, si no pueden ser ya consumidos o no nos ‘gusta’ el aspecto…
La nevera en orden
Comencemos con nuevo ‘producto’; y para ello salgamos ‘a comprar’ y organicemos bien nuestra visita al supermercado. Nuestra agenda (la lista de la compra en esta alegoría) debe estar bien estructurada.
Y para optimizar tiempo y conseguir optimizar el resultado, debemos diferenciar qué y dónde puedo encontrar a cada futuro cliente: participar en reuniones de ‘networking’, explotar mis perfiles en las redes sociales, echar mano de mi agenda de contactos no tocados hace mucho…
Por supuesto, utilicemos el medio adecuado para conseguirlo. Esto es, visita en persona previa cita, llamada de teléfono, oferta comercial, etcétera. Cada caso y cada contacto son diferentes.
Ponernos en forma
Y como ya he dicho en alguna otra ocasión –o tal vez en otro foro– debemos, al igual que con el ejercicio físico, emplear dedicación y tiempo para volver a ponernos “en forma”, y desengrasar esas habilidades comerciales que tal vez han quedado oxidadas en verano para conseguir aquello que queremos.
En definitiva, volvamos a poner nuestra nevera/despensa profesional en orden, porque de ello dependerá lo que podamos comer y “como nos siente” después de este periodo estival.