El éxito en franquicia depende del emplazamiento
Como sucede en cualquier tipo de comercio, en el caso de la franquicia el emplazamiento es un asunto fundamental. Por eso conviene estar muy seguro de la ubicación en la que uno va a establecerse.
Y para estarlo, lo mejor que se puede hacer es informarse como es debido. Hay empresas de Big Data e incluso bancos que ofrecen un servicio que puede resultar de enorme utilidad. Facilitan los datos de dónde y en qué se gastan el dinero quienes pagan con tarjeta de débito/crédito o con el teléfono móvil –algo que cada día pasa más, como muestran las estadísticas– y sobre el volumen de ese flujo de dinero.
Como es lógico, esa información resulta de gran valor para saber si uno ha elegido el emplazamiento adecuado. O dicho de otro modo, nadie mejor que un banco para saber si en esa zona concreta los ciudadanos compran ropa o calzado, echan gasolina o acuden al supermercado tres veces al mes, y cuanto se gastan.
Por supuesto, no es una cifra exacta. Pero sirve para hacerse una idea bastante aproximada. También es posible averiguar datos del catastro sobre género, edad y nivel socioeconómico del barrio en el que se vaya a instalar el negocio.
Y a la hora de elegir la ubicación donde montar dicho negocio es fundamental basarse siempre en datos objetivos, contrastables. Nunca fiarse de la intuición, ni dejarse llevar por los gustos personales. O lo que es peor, por la comodidad: que un local esté cerca del domicilio no significa que sea idóneo para que la franquicia funcione. Lo mismo que si se ha heredado: valía para el concepto de negocio anterior, pero no para uno nuevo.
El hecho de que no haya otro negocio similar en la zona tampoco es necesariamente una garantía de éxito: si esto fuese siempre así, alguien se habría hecho millonario hace tiempo vendiendo escobas en los alrededores de los desiertos.
Por lo tanto, se ha de procurar recabar datos como la densidad de población de la zona, la media de edad, los negocios abiertos en el área de exclusividad firmada, etcétera. Y tomarse para ello el tiempo necesario; la precipitación puede ser el origen del fracaso.
De hecho, es probable que el franquiciador pueda sugiera una zona concreta donde instalarse. Sin dudar de la buena fe de todo el mundo, lo normal es que la empresa sugiera un emplazamiento que le convenga a ella; que a lo mejor no es precisamente el que le conviene a la otra parte.
Por último, los lugares donde el éxito parece más probable son por lo general –además de los de renta más elevada– los primeros en ocuparse. Así que conviene ser prudente y analiza bien cualquier ofrecimiento de zona que le hagan a uno: es posible que a la inmobiliaria de turno o al franquiciados les convenga mucho estar presente en un emplazamiento que es todo un desafío sacar adelante detrás del mostrador…