¿Existen trucos para una selección de franquiciados?
Ya sea para entrar a formar parte de un elitista club financiero, de la hoja parroquial del barrio o de una enseña de franquicia, tomar parte en un proceso de selección la verdad es que no resulta agradable.
En primer lugar, porque el candidato, como sucedía con la mujer del César, además de ser válido ha de demostrar parecerlo. Dos cosas que no tienen por que ir parejas, pues no todo el mundo, por idóneo que sea para la plaza, es capaz de templar los nervios y mostrar sus cualidades cuando está siendo analizado por terceras personas con las que no tiene verdadera confianza.
Pero también, y sobre todo, por el miedo a no dar la talla; por la humillación que puede suponer el ser rechazado por un grupo al que se pretende pertenecer.
¿Lo mejor? Tomárselo con ironía, como Groucho Marx: «Jamás pertenecería a un club en el que me admitiesen como socio». Puede parecer un chiste, pero todo candidato debería valorar el grado de exigencia que el franquiciador ejerza con él durante el proceso de selección; hay que asumir que ha seguido el mismo método con el resto de franquiciados.
Por tanto, cuanto más intenso haya sido, menos probabilidades habrá de que operen en la cadena franquiciados poco capaces para gestionar adecuadamente el negocio, poniendo incluso en peligro el prestigio de la marca. Es más recomendable un franquiciador que seleccione con rigor a sus franquiciados y que analice con minuciosidad la ubicación de sus locales, que aquel que despierte sospechosas por lo permisivo que se muestra con los primeros y lo flexible que es con las segundas.
Pero yendo a lo práctico, a lo que puede interesar a quien deba superar una selección para lograr ser admitido por una franquicia, lo cierto es que no existe una fórmula magistral para todos los casos. Funcionan, eso sí, el interés, la seriedad a la hora de cumplir los plazos y la puntualidad en las citas, la honestidad al exponer los recursos de los que se dispone y las intenciones que se albergan acerca del negocio.
Y finalmente, la sinceridad de reconocer que se está consultando con otras cadenas de franquicia. Por lo demás, cada director de Franquicias tiene sus manías y cada enseña su filosofía a la hora de captar franquiciados.
Porque al final, de poco o nada va a servir todo lo anterior si la enseña en cuestión es de las que no escucha a candidatos sin un local fabulosamente ubicado. O a quienes no reúnan la parte de la inversión –normalmente, en torno al 50%– que exige en recursos propios, por mucho que las características del candidato sean “clavadas” al perfil de franquiciado perfecto que anuncian en su web.