Dos pilares para que su negocio pueda conceder franquicias
Tengo un negocio que funciona. Es decir, es rentable y ya he abierto una segunda unidad. Estoy planteándome ampliarlo y una de las opciones es la de la franquicia, que he visto y me han dicho que es una fórmula relativamente sencilla de desarrollo, y con la que se incurre en menos riesgo que si utilizo medios propios para expandir mi rentable negocio.
El cual, por otra parte, tiene algunos elementos diferenciadores que, unidos al éxito conseguido, lo pueden hacer atractivo para un posible inversor franquiciado para que lo compre.
Si todo esto es así, puede decirse que tiene los cimientos para expandirse con este modelo de desarrollo de negocio que es la franquicia.
Pero cuidado, no se emocione demasiado pronto. Las empresas de éxito tienden, como es lógico, a crecer, utilizando para ello recursos derivados de sus beneficios o de inversores ajenos o de financiación bancaria; y, además, deben de contar con que el equipo actual se debe de proyectar hacia ese crecimiento y probablemente contar con nuevos profesionales para que ayuden en el camino.
Pues bien, en el modelo de franquicia esa expansión debe de tener en cuenta, de la misma forma, ese primer pilar: los recursos económicos y de personal adecuados para llevarla a cabo.
No vale eso de que como van a invertir en mi modelo de negocio los franquiciados, desembolsando probablemente un canon de entrada y posteriores royalties, no necesito invertir; este es un error común, al menos en España, que ha llevado al fracaso a muchas marcas de éxito que se metieron en este modelo. He ahí entonces el primer pilar: inversión en recursos: financieros y humanos.
¿El segundo? La honestidad y la eficacia empresarial, los procesos de desarrollo bien definidos; resumidos en uno: la calidad. Como en cualquier empresa y en cualquier modelo de cambio y de desarrollo de negocio; pero en el de la franquicia con mayor motivo, porque lo que vamos a construir es una economía de escala colaborativa, con asociados/franquiciados a los que hay que transmitir un saber hacer excelente, formarles para que lo lleven a cabo y darles soporte continuo para que mantengan los estándares de calidad y eficacia que hace que nuestro negocio tenga éxito.
A partir de aquí, podemos empezar a tomar decisiones y a construir.