Claves para ser admitido por una franquicia (2 de 3)
Repasábamos la pasada semana las pistas para lograr ser admitido por una cadena de franquicia. Porque –decíamos– las enseñas serias, no esas que acaban siendo portada de los medios sensacionalistas por haber arruinado a sus franquiciados, se toman muy en serio la concesión de una licencia para actuar bajo su paraguas. Y no lo hacen por altruismo, sino porque son conscientes de que el prestigio de su marca corre peligro de ser puesto en manos de cualquiera. Así que sí, amigos, son meticulosas a la hora de analizar la idoneidad de los cientos de candidatos que se interesan por su saber hacer, y no dejan entrar al primero que se presenta con dinero o un buen local; como hacen las reguleras.
Ojo, hasta año y medio de suspense. Si hay alguna enseña cuyo proceso de selección de candidatos sea legendario, esa es sin duda McDonald’s, donde nadie llega a convertirse en el flamante gestor –hablemos con propiedad: el local es de la multinacional, que se lo arrienda al franquiciado– de un restaurante antes del año largo de plazo. Es imposible que alguien pueda fingir durante tanto tiempo. En este periodo (nueve meses de formación, más las entrevistas previas y posteriores al regreso de Estados Unidos) la gente se muestra tal y como es realmente, porque no se trata de competir con otros candidatos sino con uno mismo. El año de entrenamiento concluye con seis cursillos teóricos en la “universidad de la hamburguesa” que la firma posee en Illinois, colofón perfecto para conocer las dimensiones de la compañía y convivir con otros futuros franquiciados de todo el mundo, pudiendo comprobar lo que tienen en común 30.000 empresarios de los cinco continentes.
Por ese motivo hay años en los que sólo 1 ó 2 franquiciados se incorporan a la red de McDonald’s España. La disponibilidad geográfica es otro factor que echa para atrás a mucho candidato. El español no está tan acostumbrado como el anglosajón a cambiar su residencia por motivos laborales. Pero lo cierto es que la mítica cadena estadounidense no tiene restaurantes hechos a la medida de nadie, sino buenas oportunidades de negocio para gente que sepa aprovecharlas: el verdadero empresario ha de tener amplitud de miras y asumir riesgos. Durante todo este proceso, que puede durar entre 14 y 16 meses, el candidato no ha desembolsado aún uu euro; aunque como es lógico McDonald’s se asegura previamente de que tenga la suficiente capacidad financiera como para abordar la empresa.
Pero dejemos al gigante de la hamburguesa y hablemos de otros procesos de selección, que de acabar con éxito implicarán la firma de un contrato de franquicia. No se trata de un examen universitario, y por lo tanto no debe crear inquietud ni temor al candidato potencial. Este proceso, que, no lo olvidemos, debe de ser bidireccional, permite a las dos partes implicadas abundar en su conocimiento mutuo y determinar el grado de idoneidad necesario para asegurarse, en la medida de lo posible, del éxito futuro.
El candidato ya conoce la empresa; sabe que es seria, puesto que lo ha comprobado. Conoce sus puntos de venta en propiedad, que ha visitado, como también lo ha hecho con los franquiciados que pronto pueden ser sus compañeros de viaje. Se identifica con ellos y se encuentra a gusto en su compañía. Ya está listo para el proceso.
Un consejo: si ha decidido introducirse en el mundo de la franquicia no olvide que a partir de la firma del contrato muchas cosas van a cambiar en su vida, con toda probabilidad. Por ello, empiece por buscar un sector que le guste, que le apasione, que le haga feliz, y luego estudie la oferta de empresas que, dentro de dicho sector, puedan ofrecerle una franquicia acorde con sus capacidades personales y de inversión. Hable con sus dirigentes y trate de averiguar si tiene “química” con ellos. Y si en alguna parte del proceso le asalta la duda, recuerde que es mejor un “no” a tiempo.
Con demasiada frecuencia se busca únicamente una buena oportunidad de negocio, olvidando que la franquicia no es la Virgen de Lourdes y que día a día hay que trabajar en algo que por muy buen negocio que sea puede no tratarse de la actividad soñada por uno. Así se construyen los fracasos. Sólo si se disfruta cada día del trabajo, con buen humor, con sensación de realización personal; si la actividad se afronta con apasionamiento y se fijan unas metas razonables y asumibles, podrá alcanzarse el éxito final.
La franquicia se asemeja al matrimonio. Conozca a su “novia/o” y no trate de engañarla/e; sea natural y diga siempre la verdad. Conozca a sus “amigos” y a su “familia” y permita que ellos le conozcan bien a usted. Sólo así tendrá un cierto nivel de garantía de que su aventura no acabará en divorcio. Si a lo largo del noviazgo descubre que se le han ocultado cosas o no ve algo con total claridad, abandónelo y búsquese otra/o. Y aborde pues el proceso de selección con confianza y sobre todo con honestidad. Al final, es su futuro y su seguridad lo que está en juego.
(concluimos la próxima semana…)