Agachar la cabeza no nos salvará de la crisis del coronavirus
Al principio de la crisis causada por la pandemia de coronavirus, parecía que el confinamiento sería un desafío doloroso –pero breve– para las empresas, una pausa en el gasto del consumidor. Por eso, no resulta sorprendente que tantos propietarios hayan optado por una estrategia defensiva: reduciendo las operaciones, el personal no esencial y los gastos.
Aún así, el brote de COVID-19 ha paralizado a las empresas en prácticamente todas las industrias, incluso de aquellas bien posicionadas para seguir captando parte del decreciente consumo; sería difícil encontrar un negocio en cualquier sector que no se enfrente a pérdidas dramáticas.
Pero a medida que esta crisis continúa escalando sin un final claro a la vista, las probabilidades de que las enseñas puedan recuperarse si solo se dedican a esperar están disminuyendo rápidamente. Con las diferentes fases de desescalada, los propietarios de pequeñas franquicias están vislumbrando las catastróficas y continuas consecuencias de la crisis, y se encuentran con que deben lidiar con la incertidumbre de lo que vendrá a continuación; por eso, el enfoque de “agachar la cabeza” es, cada vez, más insostenible.
Hay que cambiar de estrategia
Todos los franquiciadores deben comenzar a pensar creativamente, y extender sus negocios en nuevas direcciones. Se lo deben a sus franquiciados y a sus clientes, pero también a sí mismos; al menos, para mantenerse a flote. Y aunque no lo parezca, también hay oportunidades para tener éxito durante esta crisis. Pero no van a surgir de la nada, hay que buscarlas; por eso, aquellos que se queden quietos, se hundirán.
Así, todo propietario de una empresa debe analizar detenidamente su actividad e identificar sus propuestas de valor claves. ¿Qué ofrece mi negocio que nadie más puede? ¿Por qué los clientes eligen mi marca? ¿Qué hace que mi modelo sea efectivo o rentable? Después, hay que pensar en cómo se pueden convertir esas virtudes en herramientas para enfrentarse a esta crisis.
Puede ocurrir que mi producto o servicio no tenga mucha demanda en la actualidad, pero eso no significa que deba dejar de producir. Es posible que tenga la capacidad y los recursos para proporcionar algo que el consumidor necesite.
Evidentemente, sectores como el de las franquicias de restauración optarán por potenciar el servicio a domicilio y el ‘take away’, algo que ya existía; pero habrá muchos otros para los que el cambio no resulte tan natural.
Alternativas frente a la falta de alternativas
Incluso si los ingresos son lentos, es esencial mantener la base de clientes durante esta crisis, para que regresen cuando volvamos a la normalidad. Porque si no damos con la manera de satisfacer sus necesidades ahora, otro lo hará. ¿Y a quién acudirán esos clientes cuando la economía se recupere?
Si hasta ahora no lo era, Internet puede convertirse en la solución, ya que permite que prácticamente todas las empresas lleguen a sus clientes, aunque sea de forma remota. Abrir modelos de negocio en línea puede salirse de nuestra zona de confort, pero también puede aportar nuevas oportunidades que durarán aún después de que termine esta crisis.
En este sentido, todo lo que tenga relación con el servicio a domicilio nos facilitará a expandir nuestro alcance en estos momentos.
Encontramos otra posibilidad en la búsqueda de sinergias con terceros. Podemos colaborar con otras empresas para ofrecer determinado producto o servicio con el que complementar los nuestros, o viceversa.
Como conclusión, no hay que olvidar que el sistema de la franquicia se beneficia de un modelo de red que cuenta con un respaldo corporativo, por lo que está particularmente bien equipado para encontrar e implementar nuevas fuentes de ingresos y mantenerse a flote durante este difícil capítulo.